El pasado 1ro. de Mayo Día Internacional de las y los trabajadores, diversidad de feministas, obreras de zonas francas, sindicalistas del sector público y privado, trabajadoras domésticas, campesinas y mujeres diversas, marcharon en San Salvador demandando sus derechos laborales e igualdad de oportunidades.
«Las mujeres somos un sector importante, somos iguales al resto de la sociedad, pero en la práctica no tenemos las mismas oportunidades», dijo Ana Francisca Palomo de AGEPYM, San Vicente. «Por eso hoy demandamos a las instituciones del gobierno una pensión digna y mejora en los salarios que son muy bajos, muchas trabajadoras del sector privado y también público no gozamos de vacaciones, días festivos o permisos cuando no enfermamos, algo injusto para nosotras».
Una obrera del Sector Maquila de San Marcos y líder de la Federación Sindical de El Salvador denunció los atropellos que actualmente viven. «Ahí somos maltratadas, nos violentan la ley, trabajamos en días de asueto por el mismo salario, pero si nos uniéramos todas, podríamos detener esa violencia con las trabajadoras de la maquila», dijo de manera enérgica la obrera. «El Ministerio del Trabajo no nos ayuda en nada, ponemos demandas y no, nos hacen caso, ellos no van a favor de los trabajadores sino de las patronales. Como mujeres estamos en pie de lucha y no desmayamos en la lucha, por eso pedimos que el Ministerio de Trabajo haga su trabajo para que las obreras de las maquilas no sigamos siendo maltratadas».
Hace 133 años un 1 de mayo miles de obreras y obreros en Estados Unidos emprendieron una huelga generalizada cuya principal demanda era reducir la jornada laboral de 16 a 8 horas, un derecho que hoy patentiza la legislación laboral de nuestro país, sin embargo, las trabajadoras domésticas este día han denunciado que para ellas esto no se cumple y en muchos casos, su labor ni siquiera se reconoce como un trabajo.
«Para las trabajadoras domésticas la situación es totalmente de esclavitud, no puede salir de la casa donde trabaja, no puede relacionarse con nadie ni con los vecinos, algunas salen a su casa cada 8 o 15 días, sufren discriminación como el tener limitado un espacio solo para ella, les apartan su tenedor, su plato, su vaso porque no pueden usar el mismo que su empleadora. Hay mucho acoso laboral y abuso sexual en los propios lugares donde trabajan», dijo Ariana del Sindicato de Trabajadoras Domésticas de El Salvador, SITRADOMES.
Ellas demandan al Estado la Ratificación el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, para que el trabajo doméstico sea reconocido como tal y entonces gozar de derechos laborales tales como un contrato por escrito, jornadas de 8 horas, salario mínimo estandarizado y sus prestaciones sociales. Hasta el momento el Estado sigue sin responder su demanda.
Vanessa Cortez Bonilla