Audiencia del caso Beatriz vs. El Salvador será el 22 y 23 en Costa Rica
Por segunda vez, el Estado salvadoreño llega a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, (Corte IDH), por un caso sobre derechos reproductivos. Este 22 y 23 de marzo, fue convocada audiencia pública en Costa Rica por el caso de Beatriz, la joven que en 2013 solicitó un aborto para salvar su salud y vida, su historia dejó al descubierto las graves consecuencias de la penalización absoluta del aborto en El Salvador, incluso en casos en los que la vida de las mujeres está en riesgo.
En enero de 2022, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) escaló el caso a la Corte IDH, luego que en noviembre de 2020, la CIDH recomendó al Estado de El Salvador, entre otras medidas: reparar integralmente las violaciones contra Beatriz y sus familiares; adoptar medidas legislativas para posibilitar la interrupción del embarazo en situaciones de inviabilidad o incompatibilidad del feto con la vida extrauterina, así como de riesgo grave a la vida, la salud y la integridad de la mujer; y adoptar todas las medidas necesarias, incluyendo el diseño de políticas públicas, para asegurar el acceso a la interrupción del embarazo.
La Agrupación Ciudadana, Ipas, CEJIL y la Colectiva Feminista, acompañaron a Beatriz en su demanda en 2013 y continúan apoyando a la familia de la joven en la búsqueda de justicia en el más alto tribunal de derechos humanos en la región.
«De la mano de Beatriz buscamos justicia para ella y para todas las mujeres que han sufrido las consecuencias de la penalización absoluta del aborto en El Salvador. Estamos éticamente convencidas que la Corte IDH reconocerá esta violación de derechos humanos que forma parte de la violencia y desigualdad estructural contra todas las salvadoreñas». Afirmó Morena Herrera, presidenta de la Agrupación Ciudadana.
De igual forma, Irma Lima, presidenta de la Colectiva Feminista, expresó que acompañar la causa Beatriz ha significado un ejemplo y una bandera de lucha porque confirma la necesidad de seguir luchando para que las mujeres sean escuchadas “nos ayuda a entender la complejidad que tiene la problemática de la penalización absoluta del aborto en la vida de las mujeres, que las criminaliza, quita sus libertades y las empobrece cada vez más”.
Fernanda Díaz de León, subdirectora de Incidencia de Ipas Latinoamérica y el Caribe (Ipas LAC) señaló que “El caso de Beatriz muestra la realidad que viven muchas mujeres en países que, como El Salvador, penalizan absolutamente el aborto. Esperamos que la valentía de Beatriz y su familia permita visibilizar el impacto que la negativa de servicios de aborto tiene en la vida de esas mujeres; esperamos que su valentía impulse cambios en las legislaciones que no respetan los derechos sexuales y reproductivos de las latinoamericanas”.
Por su parte, Marcela Martino, subdirectora para el programa de Centroamérica y México del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) expresó: “Confiamos que la sentencia que dicte el máximo tribunal de derechos humanos de la región no solo servirá para reparar a Beatriz y su familia, sino que contribuirá a eliminar las barreras que hoy continúan violando los derechos de niñas y mujeres en todo el continente, impidiendo acceso a una salud sexual y reproductiva sin discriminación y violencia. La decisión en este caso permitirá avanzar en proteger la salud y la vida de millones de mujeres, que como Beatriz quieren vivir”.
Beatriz vivía en la zona rural del oriente de El Salvador, en situación de pobreza y con una enfermedad mixta, una mezcla entre artritis reumatoide y lupus eritematoso sistémico en su etapa de nefropatía lúpica, esta enfermedad provoca que el cuerpo ataque a las células de la placenta y esto a su vez genera sustancias dañinas a partir de la destrucción de las células placentarias; causando hipertensión en la mujer y coagulación. Durante el embarazo, se manifestó más el lupus, pero tenía ambos problemas. Además, su estado emocional fue bastante afectado, Beatriz nunca volvió a ser la misma luego de desafiar al Estado salvadoreño, con una petición de salvar su vida. Entre otras actividades, ella quería poder continuar cuidando a su primer hijo de un año y que necesita de sus cuidados.
Beatriz continuó luchando por vida y la de su familia, además de exigir que ninguna otra mujer tuviera que pasar su misma historia en el sistema público de salud salvadoreño. Emprendió una actividad económica en su comunidad que le permitirá su autonomía. La joven, que conmovió al mundo con su historia, murió el 8 de octubre de 2017; por complicaciones a su frágil salud, luego de adquirir una “neumonía nosocomial” tras sufrir un accidente de tránsito.
Las defensoras de derechos humanos y organizaciones colitigantes esperan que El Salvador sea condenado y se den medidas de no repetición para que la historia de Beatriz no vuelva a suceder.
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