El pasado viernes 05 de septiembre, se llevó a cabo el Tribunal Simbólico 2025, denominado: por la justicia y reparación para las mujeres, organizado por la Colectiva de Mujeres para el Desarrollo Local. El evento fue realizado en la Casa de las Mujeres en Suchitoto, y contó con la participación de más de 70 mujeres de diferentes municipios de San Salvador Norte, San Salvador Sur, Cabañas, Cuscatlán.

Los Tribunales Simbólicos representan una herramienta para visibilizar la impunidad y denunciar las omisiones institucionales en los casos donde no se ha logrado justicia para las víctimas y las sobrevivientes. Esto no sustituye la justicia formal, sino que la interpela, amplificando los testimonios silenciados en un proceso de memoria colectiva y exigencia de derechos.
Este año, el evento tuvo como objetivo principal el visibilizar el caso de Esperanza (nombre ficticio para proteger su identidad), quien fue víctima de violencia sexual sin haberse logrado justicia. Esperanza es una estudiante de 18 años, de escasos recursos económicos, residente de la zona paracentral del país. Esperanza tiene una discapacidad intelectual, y fue abusada sexualmente por dos agresores, dando como producto un embarazo; sufriendo violaciones a sus derechos humanos y a las garantías judiciales en el transcurso del proceso penal. A pesar de las denuncias, la jueza encargada del caso dejó en libertad, con medidas sustitutivas a la detención provisional a los agresores de Esperanza, aun siendo un caso de violación en menor e incapaz con modalidad continuada.


Durante el desarrollo del Tribunal, se contó con la participación de dos representaciones de justicia; además de un exhaustivo análisis psicosocial del entorno y la vida de Esperanza, con la participación de expertas en peritajes psicológicos, psiquiátricos y antropológicos; lo cual aportó a un análisis con enfoque de género e interseccional.
Luego de la deliberación judicial a partir de las pruebas y los peritajes presentados, se estableció un fallo condenatorio, al encontrar que agentes estatales han sido corresponsables de perpetuar el daño a la víctima al fallar en su deber de protección y justicia. La situación abordada señala la necesidad de que el Estado no solo persiga a los agresores, sino que también garantice la capacitación de sus operadores de justicia en materia de derechos humanos, igualdad y discapacidad, para que las mujeres no vuelvan a ser víctimas de quienes debían protegerlas.

El Tribunal Simbólico 2025 representó un acto de dignificación y memoria colectiva, donde las voces de las sobrevivientes, tantas veces silenciadas, pudieron ser escuchadas con respeto y sensibilidad. Al visibilizar la historia de Esperanza, se abrió un espacio para reconocer el dolor y la valentía de quienes enfrentan la violencia y la indiferencia institucional. Más allá del fallo simbólico, este ejercicio se convirtió en una forma de reparación para la familia y la comunidad, recordando que la justicia no es solo un trámite judicial, sino también el compromiso ético y humano de acompañar, sensibilizar y transformar la realidad de las mujeres hacia una vida libre de violencia y discriminación.
Esta actividad simbólica fue posible gracias al apoyo financiero de Generalitat de Catalunya, Agència Catalana de Cooperacció al Desenvolupament, Cooperació, Col·lectiu Punt 6, Asamblea de Cooperación por la Paz, Gobierno Vasco y Agencia Vasca de Cooperación y Solidaridad.








