Pablo Dolores Henríquez Ayala de 71 años de edad fue condenado a 13 años y 4 meses de cárcel por violación sexual agravada en contra de Imelda Cortez durante 7 años desde que ella tenía 12 años de edad y era su hijastra.
Imelda logro denunciarlo hasta cumplir los 20 años cuando producto de las violaciones continuadas quedo embarazada y tras sufrir un parto extrahospitalario, fue acusada de intento de aborto, pero finalmente fue absuelta tras guardar de manera injusta más de año y medio en prisión.
A pesar que la condena de este violador es un avance en la búsqueda de justicia de Imelda, el caso ha puesto en evidencia las diferencias con que mujeres y hombres son tratadas por las instancias judiciales.
Las organizaciones feministas que han apoyado a Imelda cuestionan que el juez haya considerado que no existieran suficientes pruebas para demostrar que hubo violación en menor e incapaz agravada y lo haya condenado solo por el delito de violación agravada de manera continuada, reduciendo de esa manera considerablemente la pena.
«Quiero justicia porque no estoy mintiendo» dijo Imelda ante el juez, tras argumentar que ella era una adolescente cuando el abusador inicio a violarla lo que se demuestra también mediante pruebas periciales, documentales y la prueba de ADN que confirma que Henríquez era el padre de la hija de Imelda producto de las constantes violaciones sexuales.