El momento es ahora
Sres. Delegados y Delegadas a la I Conferencia sobre Población y Desarrollo de la CEPAL:
Las más de cincuenta redes, coaliciones nacionales e internacionales con presencia en nuestra región, campañas y organizaciones de los movimientos nucleadas hace ya casi dos años en la Articulación de Organizaciones de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe, somos de diferentes países, culturas, razas, etnias, clases sociales, edades y sexualidades, estamos presentes en Montevideo en esta Conferencia, porque queremos que la agenda que como sociedades pactemos a 20 años del proceso de Cairo y para el desarrollo más allá del 2014 y 2015, defienda la construción de una región donde todas las personas podamos vivir con libertad, igualdad y solidaridad. Una región que asegure el goce efectivo de los derechos humanos y UN MUNDO donde poder vivirlos.
En estos pocos minutos que tenemos para dirigirnos a ustedes ¿cómo elegir cuál de todos los temas que nos preocupan debemos priorizar? ¿Qué es más importante?¿ las mujeres traficadas o las horas del trabajo infantil? ¿Qué es más importante, el miedo de las mujeres que viven en zonas de conflicto armado y militarismo o las mujeres migrantes trabajando sin derechos y sin horarios?¿Las mujeres transexuales, las trabajadoras del sexo o las mujeres olvidadas de cualquier afecto o derecho? ¿Con una sola palabra podremos expresar la discriminación y la exclusión? ¿Cómo elegir los principales temas que representen la diversidad de rostros, razas, etnias, historias y luchas de tantos millones de latinoamericanas y caribeñas?
La Conferencia sobre Población y Desarrollo realizada en 1994 fue un hito y sus acuerdos establecieron las relaciones entre dinámica demográfica, sustentabilidad del planeta y derechos de las personas, en especial, de los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres y jóvenes. Los estados expresaron su compromiso y desde la sociedad civil, hemos trabajado arduamente para hacer realidad esa agenda. Veinte años después, podemos señalar que hay avances de los cuales nos sentimos arte y parte y por ellos, nos congratulamos:
La mayoría de nuestros países cuentan con legislación que previene, sanciona y propende a la erradicación de la violencia basada en género. Cada día más mujeres tienen acceso a herramientas que les permiten construir su proyecto de vida, participar activamente en la política y en la sociedad, realizándose económica y profesionalmente y planificando su maternidad para que ésta no se convierta en un destino ineludible. Hay avances en términos normativos y tecnológicos, que permiten esperar una mejora en la salud sexual y reproductiva, incluyendo la prevención y atención del VIH.
Y MAS QUE ESO, hay cambios culturales importantes en los que mucho ha contribuido la participación de las oganizaciones feministas y movimientos sociales generando información, debates y demandas en temas relativos a los derechos sexuales y los derechos reproductivos, como la despenalización del aborto o la educación sexual desde la infancia.
Sin embargo, estos avances se dan en un contexto de reproducción de desigualdades estructurales que impiden el pleno goce de derechos a millones de personas y amenazan la sustentabilidad para las generaciones futuras.
En nuestra región, persisten brechas injustificadas que se traducen en:
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La persistente morbilidad y mortalidad materna.
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La precariedad de los servicios públicos.
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La presencia creciente del VIH/SIDA entre las mujeres en edad reproductiva.
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La discriminación, exclusión e invisibilización que sufren las mujeres afrodescendientes, indígenas, migrantes, rurales y lesbianas y población LGTBII.
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La violencia de género, los feminicidios, el abuso y la explotación sexual, la mercantilización del cuerpo, el tráfico y la trata.
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La criminalizacion de la sexualidad, de la práctica del aborto, de la trasmisión del VIH, de las personas trans y de las trabajadoras del sexo. La amenaza constante contra los derechos sexuales y los derechos reproductivos de las mujeres, haciendo de sus cuerpos territorios disputados por iglesias, mercados, traficantes y malos políticos.
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La falta de acceso a la educación integral en sexualidad desde la infancia y a información y servicios de salud sexual y reproductiva. Las altas tasas de embarazos no planificados, especialmente entre adolescentes y jóvenes cuando aquí mismo, en esta Conferencia, los gobiernos deberían estar dando cuenta de su disminución, de la erradicación del aborto inseguro, y del acceso al aborto legal y al ejercicio pleno de una maternidad deseada. Pero en vez de eso, tenemos gobernantes, legisladores, médicos y jueces que obligan a parir a niñas de 9 u 11 años violadas por padres o padrastros, al tiempo que agreden y criminalizan a activistas y defensoras/es de derechos humanos.