Una pronta ratificación del Convenio 177 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, por parte de la Asamblea Legislativa es la demanda que hacen las organizaciones defensoras de los derechos humanos de las mujeres para que las bordadoras a domicilio sean reconocidas como trabajadoras del sector textil y puedan gozar de sus derechos laborales, así como de los beneficios de la seguridad social.
En El Salvador las bordadoras a domicilio constituyen un grupo extremadamente vulnerable dentro del sector textil pues a pesar que producen ropa para grandes empresas que exportan principalmente a Estados Unidos, ni siquiera cuentan con un contrato laboral escrito, son explotadas en jornadas diarias de entre 12 a 16 horas con pagos semanales donde reciben únicamente el 4% de cada prenda que elaboran, mientras el 96% restante es dividido entre la empresa salvadoreña y las transnacionales.
Las empresas textileras llaman la atención de la mano de obra femenina ofreciendo un empleo con la ventaja de «trabajar desde casa y atendiendo a su familia», lo que más bien recarga a las mujeres y les impide desarrollarse. La Asociación Mujeres Transformando cuenta con un registro de 300 bordadoras, pero calcula que en la realidad cada empresa cuenta con al menos 200 bordadoras a domicilio lo que sumaría unas mil trabajadoras; denuncia que el Ministerio del Trabajo no pide a las empresas este registro que exige la ley contribuyendo de esta manera a que estas obreras estén expuestas a todo tipo de abuso laboral.
Judith Meljibar de Mujeres Transformando confirmó que las bordadoras a domicilio no cuentan con contrato, salario mínimo, seguro social, aguinaldo, no son indemnizadas ante despido, no tienen licencia de maternidad, ni les pagan horas extra aunque hacen horas nocturnas. Sin embargo, «Hay mucho temor de denunciar ante la falta de trabajo, muchas callan porque si denuncian ya no podrán optar a trabajo con ninguna empresa, reflexiono Judith. «El organizarse o el solo hecho de informarse sobre sus derechos, a ellas les cuesta el trabajo o represalias como que solo les den a elaborar dos piezas en 8 días para ganar solo 4 dólares», añadió.
En diversos puntos del país como el área de Palchimalco existen muchas casas particulares donde juntan a las bordadoras en pequeños grupos de 4 y desde ahí elaboran ropa como cualquier trabajadora textilera con la diferencia que no gozan de ningún derecho laboral y que están expuestas a abusos de sus derechos humanos.
La Asociación Mujeres Transformando junto a la Colectiva Feminista para el Desarrollo Local, la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto, la Red Salvadoreña Defensoras de Derechos Humanos y la Plataforma nada sobre nosotras sin nosotras, denuncian las precarias condiciones y constantes violaciones a los derechos humanos laborales en las que se encuentran las bordadoras a domicilio. Demandan al Ministerio de Trabajo y Previsión Social la supervisión y sanción de las empresas textiles que incumplen con el pago mínimo establecido en la ley, a los ministerios de Economía, Hacienda y Trabajo, les llaman a cumplir con el artículo 29 de la Ley de Zonas Francas Industriales y de Comercialización que protege los derechos laborales y de seguridad social de las personas trabajadora en el sector textil. De igual manera llaman al gobierno entrante a que mantenga los cambios introducidos en la Dirección General de Inspecciones del Ministerio de Trabajo en todo lo relacionado al trabajo a domicilio.
Por Vanessa Cortez Bonilla